El Mubam se detiene en los retablos de arquitecturas fingidas de Pablo Sistori

El Museo de Bellas Artes de Murcia, Mubam, ha querido llamar la atención sobre el estudio de los 'retablos fingidos' que se han conservado y que fueron ejecutados por el pintor italiano Pablo Sistori en la Región de Murcia y, también, en la provincia de Albacete. Lo ha hecho por medio de diez paneles explicativos situados en la logia del centro, con fotografías de alta resolución, perspectivas y textos didácticos.

La muestra, que se podrá ver hasta el 1 de septiembre, fue inaugurada este miércoles por el director general de Bienes Culturales, José Francisco Lajara, y está comisariada por Marta Plaza y Miguel Ángel Maure, de la Universidad Complutense de Madrid. Ellos son los que introducen al visitante "en las pinturas murales del italiano, así como en su forma de ejecución y materiales para la pintura al temple", explicó el director general.

En concreto, la exposición se centra en diecisiete retablos. Son pinturas del último tercio del siglo XVIII, momento en que el Reino de Murcia vivió profundos cambios generados por nuevos lenguajes funcionales y estéticos. "La relevancia que concedemos al proyecto y a la exposición -explicó Lajara- se sustenta en el escaso valor y reconocimiento que se le ha dado históricamente a estas pinturas, en algunos casos por constituir un paso previo a la construcción definitiva del retablo de madera; en otros, por considerar que es la alternativa pobre del auténtico retablo, y en otras ocasiones porque muchos de ellos se encuentran todavía ocultos bajo espesas capas de cal o de yeso, o tras las estructuras de retablos posteriores", indicó el responsable de Bienes Culturales.

En concreto, los retablos (fingidos) que han sido estudiados son, en Murcia, los cinco de la Iglesia de San Juan de Dios y los cinco de la Iglesia de Santa Eulalia. También los dos del Monasterio de San Ginés de la Jara, en Cartagena, y los de la Iglesia de San Salvador de Jumilla. Por otro lado, de la vecina provincia de Albacete se analizan los de la Iglesia de Santiago Apóstol, en la capital, y los del templo del mismo nombre en Liétor.

Contexto histórico

La pintura mural fue un arte importante y muy extendido por iglesias, conventos, ermitas e incluso edificios civiles, y en mucho casos correspondían al acabado final previsto por sus responsables. No obstante, merece la pena señalar que la incorporación de arquitecturas fingidas se vio favorecida por la prohibición en tiempos de Carlos III de construir retablos de madera para prevenir los numerosos incendios que se daban en las iglesias. Es en esta época cuando destaca el artista Pablo Sístori, que demuestra tener un dominio absoluto de la perspectiva, concediendo al espectador el privilegio de observar, desde un punto preciso, una obra tridimensional con base bidimensional cargada de belleza.

Nacido en Milán, Sistori se estableció en Murcia en torno al año 1761 y realizó aproximadamente un centenar de pinturas murales en edificios religiosos y civiles en las provincias de Murcia, Albacete, Alicante y Madrid. También se dedicó a la creación de escenografías para arquitecturas efímeras, como los monumentos destinados al Jueves Santo en la capital murciana. Se sabe que abandonó Murcia en torno a 1796 para dirigirse a Liétor, y que entre 1805 y 1807 pintó las decoraciones del Palacio de Villahermosa de Madrid.

La calidad de sus pinturas ha evitado la tentación de ocultarlas y sustituirlas por retablos de madera o de yeso, como era frecuente en épocas anteriores. Tuvo un único discípulo, Ginés Ruiz, que colaboró desde 1782 como aprendiz y desde 1787 con contrato entre ambos. Otro colaborador fue Joaquín Campos (1748-1811), quien colaboró con Sistori en las estatuas simuladas de los retablos de la iglesia de Santa Eulalia.